lunes, 3 de mayo de 2010

ACTO EN CONMEMORACION DEL LEVANTAMIENTO DEL GUETO DE VARSOVIA

En el 67º Aniversario del Levantamiento del Gueto de Varsovia, el Polo por un Judaismo Plural realizó un Acto conmemorativo en el Teatro IFT el día 21 de abril pasado. Fueron oradores invitados: la Lic. Susana Gelber, el Filósofo Dario Sztajnszrajber y el Dr. Carlos Rozanski, estando la conducción del mismo a cargo de Mario Ber. Una gran afluencia de públlico concurrió para escuchar las brillantes exposiciones de los oradores, las que fueron complementadas al finalizar el acto con la participación artística del Coro Popular Mordje Guevirtig y el actor Manuel Callau.

Discurso de la Lic. Susana Gelber - Presidente de Meretz Argentina:
Para el Polo por un Judaísmo Plural, la conmemoración del levantamiento del Gueto de Varsovia, es una fecha emblemática, y es por eso que todos los años venimos reuniéndonos y recordando esta gesta. Pero este año es diferente, lo hacemos bajo la evocación del bicentenario de la Revolución de Mayo, y lo hacemos así, porque en este acontecimiento muchos patriotas dieron su grito de libertad, que comenzó a derribar el orden colonial, lo que adquiriría un paso decisivo con la declaración de la independencia en 1816.
Muchos fueron los sueños y las luchas, muchas las victorias y las derrotas. Hoy a 200 años de ese acontecimiento, tan caro a los argentinos, seguimos soñando y trabajando por un presente y futuro mejor. No olvidamos que hay muchas cosas por hacer, pero recordamos también que estamos viviendo en democracia, sistema que podremos considerar consolidado cuando logremos universalizar todos los derechos, no solo los políticos.
Dentro de este marco, hoy conmemoramos el levantamiento del ghetto de Varsovia. Honramos a los héroes que se alzaron contra la opresión y el asesinato nazi. Ellos lucharon por la vida y para defenderla dieron la suya. Defendieron la dignidad de la condición humana. No permitieron que los deshumanicen. Se enfrentaron al poderoso enemigo y triunfaron aún con su propia muerte.
Nos dejaron un legado de lucha y de esperanza. Lucha y esperanza porque ellos sabían que era lo que defendían. Defendían la libertad, la vida con dignidad, y querían transmitirla a las generaciones venideras.
Pero como fue que lograron sobreponerse a tamaña opresión, engaño y sufrimiento?. No nos olvidemos que los nazis los trataban de engañar y de dividir. Sin embargo los jóvenes militantes de los movimientos políticos de izquierda de la comunidad judía polaca habían percibido tempranamente la necesidad de concientizar al pueblo acerca del peligro inminente que se cernía sobre ellos.
Sabían que en Polonia, donde el pueblo judío representaba aproximadamente el 15% de la población total, la situación era hostil, lo habían vivido antes de la ocupación alemana. En la década del 30 habían formado grupos de autodefensa contra los pogroms polacos. Sabían que la única forma de defensa era el pueblo, pero un pueblo conciente de sí mismo y de la inminencia de su propia destrucción. Esa era el arma de lucha.
En el comienzo de la guerra buena parte de la dirigencia judía se refugió en el este, sin embargo los líderes de los movimientos juveniles retornaron a los guetos para organizar la resistencia y realizar tareas que posibilitaran la supervivencia de la población.
La situación era muy dramática, ya que en los dos primeros años de la instauración del gueto de Varsovia, murió el 20% de la población por hambre y enfermedades. La ración de proteínas diarias asignadas a los judíos era tan baja, que si no hubiera existido un trabajo coordinado de ayuda social, con la instalación de comedores, redes de contrabando de alimentos y medidas preventivas en salud, los nazis hubieran logrado su objetivo mas rápidamente.
Pero los alemanes trataban de minar toda posibilidad de cooperación entre la población: Jaika Groisman, militante de Hashomer Hatzair, lo describía en estos términos: “El sistema empleado por los alemanes era el de divide y reinarás: cortar un solo miembro, separar una parte de la otra. Procuraban intensificar el deseo de sobrevivir de los que quedaban vivos, matar sus almas y adormecer sus conciencias y sus sentimientos. Destruir sus espíritus implicaba anular su poder de resistencia. Mientras tanto la muchedumbre seguiría avanzando en dirección al matadero, y hasta el último minuto, habrían de creer en un milagro, en el milagro de los sobrevivientes.”.
El plan alemán consistía en quebrar todo tipo de resistencia, de apego a la vida, cualquier atisbo de solidaridad. Era un plan de destrucción total, que dadas las circunstancias, no todos estaban en condiciones de percibir en toda su dimensión.
Muchos pensaban que si realizaban los trabajos que les ordenaban los alemanes, aún los forzados, el tiempo pasaría, incluso los nazis serían derrotados, lograrían sobrevivir y todo lo que estaban viviendo sería solamente una pesadilla. Lo mismo sucedió ante las primeras noticias en relación a la liquidación del gueto de Vilna, cuando ya se empezaba a saber sobre la eliminación directa de los judíos. Muchos no lo creyeron, no lo podían creer, es muy difícil enfrentarse a una situación así.
La rebelión se produce en 1943, pero no sucedió de un momento para otro. La preparación fue larga y se produjeron hechos desencadenantes, como ser las deportaciones masivas de 1942 que redujeron la población del gueto de 360.000 a 60.000 habitantes. 8 de cada 10.
Ante la grave situación los dos bloques políticos, tanto los sionistas socialistas y los comunistas, como el Bund y los judíos militantes en el Partido Socilista Polaco, se unifican en octubre de 1942 en la Organización Judía de Combate (OJC), encabezadas por los dirigentes mas experimentados, todos ellos muy jóvenes. A fines de 1942 la organización contaba con más de 50 grupos de jóvenes de 5 miembros cada uno, que conformaban células, que ya habían recibido instrucción militar, pese a la carencia de armas.
Comienza una etapa de ajusticiamiento de colaboracionistas dentro del gueto lo que hace crecer el prestigio de la organización.
Ya no se toleraría una deportación mas, mucho sufrimiento y aprendizaje constante produjeron un grado de activación y concientización que hacían esto posible.
El momento clave llegó en enero de 1943. Los alemanes estaban decididos a liquidar el gueto. Como en otras ocasiones, trataron de dividir a la población, prometiendo que solo deportarían a 16000 de los 60000 habitantes. Sin embargo, esta vez nadie cayó en su trampa. Una vez que ingresaron al gueto fueron recibidos con bombas molotov, balazos y granadas. Hubo una gran sorpresa, no solo se los pudo rechazar, sino que también sufrieron bajas y por primera vez, se pudo impedir una deportación masiva hacia los campos de la muerte. Lograron concretar una mínima parte de su objetivo, pero sufriendo fuertes pérdidas.
Ya no había lugar para la negociación, esto ya se había demostrado inútil, ahora los judíos sabían que la única forma de afrontar la situación era la resistencia armada. Pero el costo fue enorme, de los 50 grupos sobrevivieron 5, había que empezar de cero.
A partir de enero la Organización Judía Combatiente, logra el control total del gueto, y consigue armas. Los alemanes intentan nuevos asaltos y fracasan con nuevas pérdidas.
El 19 de abril se lleva a cabo la ofensiva final. Ya no era de carácter policial. Esta vez, se involucró una poderosa fuerza militar conformada por 1000 efectivos de infantería, tanques, 1000 SS de la fuerza blindada, 600 policías, mas colaboracionistas letones, ucranianos y polacos, y una fuerza de zapadores.
La lucha tuvo 3 etapas, tal cual lo habían planificado los combatientes. La primera entre el 19 y el 23 de abril cuando los alemanes logran quebrar la hegemonía de la lucha en las calles. La segunda fase del 24 de abril al 11 de mayo, cuando caen los últimos refugios. La tercera fase del 11 de mayo hasta septiembre cuando 17 combatientes logran subir al camión de la resistencia comunista polaca, que los traslada a los bosques para sumarse a las brigadas partisanas. Los alemanes logran tomar el control completo de la ciudad recién en octubre.
Necesitaron 5 meses para imponerse a una organización de carácter municipal, muy inferior en número y armamentos, pero con una determinación y valentía sin igual.
El gueto de Varsovia había sido arrasado, pero su población había enviado un mensaje al mundo judío: “No mas deportaciones. Era hora de enfrentar al enemigo.”
En nuestro país quizá se vean estos sucesos como lejanos tanto geográfica como cronológicamente. Pero no es tan así. Solamente baste recordar que en Estados Unidos y América Latina (Argentina incluida) encontraron refugio una gran cantidad de jerarcas nazis y que en nuestro continente también se pusieron innumerables trabas a la inmigración judía antes y después de la guerra.
Pero que consecuencias tuvo todo esto para nosotros?. Sin ir más lejos la última dictadura militar, la más cruel que hayamos vivido, emuló al III Reich, con la desaparición forzada de personas. Así como los nazis convertían en humo a sus víctimas, el Proceso de Reorganización Nacional, los desaparecía. Aquí no se inventó nada, recluían y torturaban a los opositores en centros clandestinos de detención y luego los hacían desaparecer, muchos de ellos en los “vuelos de la muerte”.
Pero esto no es todo, además de librar la tercera guerra mundial ideológica, a propósito de la cual los militares argentinos se ensañaron con los prisioneros judíos, también imitaron a sus ideólogos al hacer desaparecer a los niños, en este caso apropiándose de ellos. Si bien muchos fueron hallados, gracias al tenaz y perseverante trabajo de las Abuelas y hoy conocen su verdadera identidad. De una gran parte no se sabe cual fue su destino.
Así como los organismos de derechos humanos lograron mantener viva la llama de la justicia y de esta manera se está logrando enjuiciar a los responsables, a partir de la derogación de las leyes de punto final y obediencia debida, todavía están pendientes de resolución dos masacres que enlutan a la sociedad argentina, la de la Embajada de Israel y la AMIA, esta situación perpetúa la impunidad y es una invitación a volver a repetirlas.
El legado de los combatientes del gueto de Varsovia debe seguir vivo a través de las generaciones, porque ellos nos enseñaron la importancia de la lucha por los ideales, por la dignidad humana, y esto es posible con un trabajo constante y con una fuerte idea de conjunto. No se rescata la dignidad humana con una visión individualista. Justamente, lo que nos ilumina es la generosidad de estos jóvenes que volvieron a los guetos y entregaron su vida para que las generaciones futuras puedan vivir con dignidad. Pero para que esto suceda, hoy en día, en sociedades fragmentadas es imprescindible restaurar los lazos sociales y recuperar la ciudadanía social, lo que posibilitará ir generando un mayor grado de conciencia acerca de la necesidad de poner el acento en el hombre y no en cuestiones materiales al servicio de un sistema de dominación salvaje que explota y deshumaniza.
Aprender la lección significa reconocer al otro, en tanto humano igual que nosotros. A partir de ahí nadie sería pasible de ser destruido. Ya no se podría invocar legitimidad para hacerlo. De esta manera se podría avanzar en la resolución no violenta de las diferencias y los conflictos.
Hoy el legado de Mordejai Anilevich y los combatientes nos ilumina. Su sueño comenzó a cumplirse con la fundación del Estado de Israel, aunque su existencia esté siempre amenazada, pero ese sueño va a quedar definitivamente realizado cuando la paz reine en Medio Oriente y sean desterrados los fundamentalismos sedientos de sangre. Cuando ya no existan negacionistas con su mensaje de odio y destrucción. Cuando se logre reconstruir los lazos sociales que posibiliten recrear la solidaridad, la convivencia, la lucha por ideales, la participación y la militancia. Ese excelente motor, que acompañado por los deseos de un mundo mejor, hagan posible vivir en una sociedad con igualdad de oportunidades, donde se luche por la consecución de bienes sociales, y donde el hombre logre su superación.
Crear conciencias, emancipar a los pueblos, ese sigue siendo el gran desafío, más allá de que todavía el neoliberalismo, aunque en retirada, siga siendo dominante e impregne todas nuestras acciones.
Hoy tenemos esperanzas, el ejemplo de estos jóvenes, que no fueron pragmáticos, que no tuvieron siquiera la posibilidad de serlo, que supieron leer claramente la realidad y pudieron haberse salvado individualmente, pero no lo hicieron. Justamente, no lo hicieron, porque ellos luchaban por la salvación colectiva, por la vida del pueblo, en resumen, luchaban por la vida.
En definitiva hoy rendimos homenaje a Mordejai y los héroes del Guetto de Varsovia, luchadores de la vida y de la dignidad del pueblo judío, y a través de ellos honramos a todos aquellos que resistieron, de la forma en que pudieron y fueron arrasados. También honramos a los sobrevivientes, que no solo padecieron los horrores del nazismo, sino que también sufrieron durante toda su vida las consecuencias de tan traumática experiencia. También honramos a los justos que ayudaron a los judíos, muchos de ellos pagaron con su vida su acción.
Ya es tiempo de militancia y de acción, por la paz y la convivencia, por el hombre libre y pleno de realizaciones.